La cámara fotográfica y su relación con las almas

El público en general y los medios gráficos de todo el mundo, siguen de cerca la vida de los famosos del espectáculo, del cine, del teatro y deportes. Se ha preguntado alguna vez por qué algunas de las estrellas más queridas vivieron en ocaciones de forma muy trágica y tuvieron a menudo una muerte prematura?. Se piensa que, en estos casos, la fama sabe cómo mermar el espíritu. Cuando los nombres de las personas se vuelven mucho más grandes que su vida, su fuerza vital puede debilitarse en la misma medida y desaparecer, de modo que su existencia se vuelve vacía y precaria.
Aunque parezca mentira, la fotografía es lo que mejor secunda este proceso. Piense en cuántos pueblos llamados "primitivos" (es decir no tecnológicos) se niegan a ser fotografiados, porque creen que un proceso que captura su imagen les robará también el alma. Los occidentales tienen tendencia a burlarse de esta superstición, pero, de hecho, todos hemos visto que ocurre, por lo menos, en un sentido metafórico. Por supuesto, no quiere decir que debamos evitar todas las instantáneas. Algunas pueden incluso reforzar el espíritu, como los retratos de bodas que captan la unión de dos almas.

Puede que Marilyn Monroe haya sido la chica de revista y el ídolo cinematográfico más importante de todos los tiempos. Millones de sus posters colgaron en las taquillas y paredes de sus admiradores. Cuanto más aumentaba la adulación del público, más aumentaba su soledad. Marilyn perdió su alma frente a tanta adulación. Hay quienes creen que cada fotografía para las revistas le succionaba un poco de su fuerza vital.
Más actual es el  caso de la princesa Diana de Gales, el mejor ejemplo, esta desdichada joven fue admirada y fotografiada hasta su muerte.

Pero la fama no tiene que agotar necesariamente la fuerza del alma de modo irremplazable. Los líderes espitituales fuertes lo soportan, porque, a diferencia de los famosos, están de verdad en comunión personal y regularmente con muchos de sus seguidores. Al hacerlo ofrecen amor, fortaleza, aliento, compasión y esperanza a sus masas, a través del contacto real con ellas. Y, de este modo, recuperan estas cualidades fortificantes en la misma medida. Dicho de otro modo, reponen y recuperan sus almas.

Lou Marinoff

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